viernes, 4 de abril de 2014

"La injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todas partes"

Vemos en los medios el manoseo a conceptos como la libertad, la justicia, los derechos, la moral y otras, que reunidas forman un concepto global llamado Nación. Hace poco se unió sorpresivamente el argumento de la disposición cromosómica del varón y la mujer, poniéndole la cereza al enorme postre agridulce de ideas sobre la Unión Civil entre parejas del mismo género.
Queda claro que el argumento del señor Rosas es parte del ramillete de incoherencias que intentan bloquear la Unión Civil. Y la razón fundamental es que nadie  puede ser reducido a XX ó XY, que la historia hizo suficiente para ENTENDER que a TODOS se le otorga derechos por su condición de HUMANO, sin distinguir raza, religión, ni menos disposiciones genéticas predeterminadas. (¿Acaso hay derechos exclusivos para personas con bigote tupido, pestañas rizadas o pelirrojas?)
Cansa decir que el SEXO -gen masculino y gen femenino- tampoco determina exclusividad de derechos porque éstos son para TODOS, TODOS y TODOS. Justificar así la cesión de derechos no solo es idiota, es inhumano.
Ni la presencia, ni la ausencia de un gen debe limitar la búsqueda de la felicidad, nuestra condición de humanos nos otorga la libertad de elegir y vivir como mejor nos parezca (Sin hacer daño).
Sí, eso es la libertad, ¿qué tiene qué ver los derechos? Sencillo, hace unos días se le preguntó a Mario Vargas Llosa qué habría pasado si uno de sus hijos le confesaba ser gay, respondió el gran Mario: “Vamos a dar una batalla juntos”, y pude ver con claridad en esta suposición al hijo desprotegido representando a todas las personas que luchan por justicia, y a MVLL representando al estado dispuesto a brindar protección.
Porque después de la libertad está el derecho de sentirse protegido, y pertenecer a un sistema que brinde oportunidades por igual y que permita la REALIZACIÓN personal, humana y civil, y nadie, sin importar sexo, religión ni nada, tiene que oponerse. Porque si se oponen, tú y el estado darán batalla juntos.
No hay argumento genético, ni religioso, tampoco constitucional que se oponga. Hay una lucha, otra lucha, contra la tiranía, egoísmo, hipocresía e intolerancia de otros. Hay una lucha que atañe a todos porque la injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todas partes, porque #UnionCivilYa  en el fondo es #JusticiaYa.





viernes, 21 de marzo de 2014

Morir de nuevo.

La gente muere ¿sabes? Muere y muchas veces. No existe un rango temporal definido, pero muere a pesar de la resistencia. La gente muere porque es una necesidad, porque es la naturaleza, y todos poseemos la capacidad de morir más de una vez.
La gente muere, ya lo sabemos, y resucita al instante, con el mismo cuerpo, con las mismas reglas, pero con distinta vida. Abre los ojos y ve lo que nunca vio. Abre los ojos y deja de ver lo que siempre vio.
He visto destellar pocas resurrecciones de las que nunca he sido participe, y, aunque tonta la afirmación, sólo he participado de las mías. No podemos ir contra la muerte, menos escapar de ésta, tanto como la resurrección, ambas son inevitables.
Veo gente muriendo y gente muerta también. Cadáveres en auto manejando al borde de la playa, o también en colectivos de vuelta a casa. He visto incluso a los que se resisten a creer estar muertos, aferrándose inútilmente a respirar esperanzas tan vacías como sus miradas.
El resto divisa cadáveres errantes, ven un “alguna vez” cada vez más lejano y difuso. El resto percibe tu condición de muerto con mucha facilidad, porque aunque mueras muchas veces, mueres, y siempre para todos. 
¿Miedo? ¿De morir?, si hay algo a que temerle es a no morir bien o resucitar a medias. Es algo que pasará de todas formas y más vale hacerlo bien, porque la resurrección resplandecerá si la tregua  de la vida y la muerte es radical e invulnerable.
Si la tregua es superficial y cobarde, a partir de ese momento toda sensación no será más que un remedo, tan ridícula como aquellos que se resisten a morir. Cuando la vida es honesta y atrevida ignora las muertes pasadas, y su despliegue es plenamente sublime, hasta que toque morir de nuevo. 




martes, 9 de julio de 2013

27

Presionarme los ojos fuerte, hasta sentirlos inundados, adoloridos y renovados. Despertar mareado por los destellos proyectados en el interior de mis párpados, son mi única felicidad, mi única compañía. Amanecer es el segundo momento más feliz de mi día,  las siguientes horas son una pesadilla.
El café ha perdido magia, así como los rezos y los cigarrillos, el resto de soluciones me perturban y la esperanza por encontrar sentido y humor me da náuseas. Ya no espero nada de nadie y, como siempre, nadie espera nada de mí.
Abandoné mi pasión para prostituir mi tiempo en un empleo de medio pelo desde las nueve de la mañana hasta las siete de la noche.  Me la paso llamando clientes que nunca lo fueron ni lo serán, pero quienes son mi único contacto humano. Además de nati,  claro.
Siempre vamos por un café luego del trabajo donde tenemos charlas realmente tensas. Ella es guapa e inteligente, pero lo que más me agrada es que siempre me hace leña, ridiculiza mis estados y pensamientos, y cada vez que puedo lo hago también. Siempre dejando algo qué pensar.
Aquella noche yo sostenía la idea de que el amor era una farsa, un pretexto para justificar nuestra debilidad, compensar necesidades emocionales y físicas. Que la compañía eterna e ideal sólo era una estúpida ilusión, porque la complejidad y egoísmo de las personas no lo iban a permitir.
Ella colérica y exaltada decía que yo no era el indicado para opinar, que estaba lejos de conocer el amor, en cambio ella, en su experiencia, sabía lo que eso significaba, y aunque no lo podía definir con palabras, sí me garantizaba que era algo por lo que vale la pena vivir. 
Irónico, le respondí que la ausencia de una definición sólo confirmaba la ilusión. La tonta burbuja, de la pérdida de la realidad a la que nos somete. Y el que sea motivo para vivir era sólo un consuelo para la insufrible vida.
Estallando, me dijo que era un imbécil frustrado –lo escuché muchas veces, pero de los labios de nati las sentí nuevas- El amor es una sensación maravillosa, que se distingue por sobre el resto de relaciones, que con comunicación y confianza puedes sentirte en la gloria. Luego de una risa entre mis dientes le dije que comunicación y confianza es también un “ya no te quiero”, y entonces se acabaría la gloria que mencionó.
Ella más tranquila acertó diciendo que sí, yo tenía razón, que la comunicación y confianza no bastaban, que eso sólo significaba lo básico en una relación pero que existía algo que fácilmente podría definir al amor, y eso era la complicidad.
Es más que la confianza y la comunicación, es cuando esa persona siente tus deseos como suyos y viceversa. Es que uno diga lo genial que sería cenar en el techo de la casa, y el otro se emocione también. Que uno diga lo maravilloso que sería hacer el amor debajo de la cama y el otro lo desee con el mismo entusiasmo. Que el logro de uno sea motivo para celebrar del otro, eso es la complicidad, eso es el amor. Concluyó nati.
Más tarde, cerca de su casa le dije que nos habíamos pasado toda la noche tratando de definir el amor, y lo único que había concluido era que el único amor eterno era el imposible. Si bien ella podía estar acertada con eso de la complicidad, no iba a cambiar la realidad de estar lejos del amor y, para colmo, tomando un café durante horas con el ser más despreciable y patético del mundo. Ella dentro y casi cerrando la puerta respondió con gracia: “Sí, es verdad, ochenta tazas de café y nada”
Ya en mi casa luego de masticar la reveladora conversación con nati -y de practicar la cara perfecta que debo poner mañana al verla en el trabajo- Como es costumbre, me hallaba tirado y con piyama dispuesto a juguetear con mis almohadas hasta conseguir plácido relajamiento. Para después presionar mis ojos hasta inundarlos, y entregarme enteramente al descanso. Dormir es el momento más feliz de mi día, las siguientes horas son un sueño.



lunes, 20 de mayo de 2013

Brindis


He sido un saco de errores y mi humildad me hace reconocerlo, pero mi soberbia la hizo tardía, sin embargo, nunca me hago problema para reconocer que estoy equivocado. Sí, lo estoy, y si a eso le sumamos confusión en un contexto nuevo para mí, el resultado es éste, es lo que ven, lo que no ven y lo que han visto.
Pero basta, ha sido suficiente para darme cuenta que toda mi vida pende de un hilo, y que el destino en forma de tijera me lo puede arrebatar sin esfuerzo, y quedarme al final junto con mi piel, con mi sangre y con mis miles de sueños que cada día son más borrosos.
No es un post depresivo, es uno de despertar, de ése necesario como las cachetadas que te pone la vida, y que todos hemos probado alguna vez. Es la cuarta en mi vida, quizá no la más fuerte, pero sí la más trascendental.
Hoy me debo un brindis a mí, uno atrasado por días, semanas, y por qué no, años. Uno que comienza a verme como el hombre que quiero ser, ése que inició su cambio a los veintiuno, pero que exageró y tergiversó el concepto.
Hoy planeo metas, como la de acabar con mi personalidad exigente, de tomar lo que viene como algo bueno, y que será mejor si le pones empeño, criterio y mucha pasión. Hoy quiero conseguir un trabajo como dé lugar, uno que quizá no pague mucho, pero que con tiempo acumule experiencia y dinero, y que me haga cumplir una de mis metas de niño. Tener un automóvil.
Hoy me debo una novela, que terminaré asfixiado, y con un buen final, porque ya no les temo, y no sé cómo, la publicaré, aunque sea un fiasco, pero quiero sentirme escritor por un mísero día, me lo debo desde niño.
Hoy quiero recuperar personas, que de manera injusta alejé de mi vida, aunque la verdad no han perdido mucho, sé que yo sí. Porque ahora entiendo que no importa lo que ellos sean por ti, sino lo que tú eres por ellos.
Hoy debo las más poderosas disculpas que he dado en mi vida, por no ser quien podía, quería y debía ser, hoy te debo mil disculpas por permitir que te sientas sola.
Hoy tengo que incendiar unas cuantas metas, y hacer de sus cenizas arte. Y dejar que cumplan su destino, en ése que ya no podré ser parte, pero que siempre admiraré en la distancia, y si Dios es grande, pueda rozarlo algún día.
Hoy le quiero obsequiar al mundo mi existencia, mi pasión, inteligencia y mi amor, por estar vivo y vivir, porque soy tan loco que si me cierran la puerta entraré por el techo, siendo alguien mejor, pero siempre yo.


lunes, 4 de marzo de 2013

“INEVITABLE” el ego


“A”: Me he peleado con “B”
“C”: Y yo también con “D”. Es el problema de cuando uno quiere más que el otro.
“A”: Es muy cierto.
“C”: Claro, yo quiero más a “D” de lo que él a mí.
“A”: Y me pasa lo mismo, yo quiero más a “B” de lo que ella a mí.
“C”: ¡Todo se va a la mierda cuando uno empieza a querer más!
“A”: Es la verdad, y es más complejo aún porque tanto “B” como “D” piensan también,  que nos quieren más de lo que nosotros a ellos.

martes, 26 de febrero de 2013

"Tonterías"


La notable capacidad de las personas de cargar furias y resentimientos, o alegrías y gratitudes inexistentes o prescritas, revela la aprehensión irracional hacía lo miserable. Quizá porque es la única forma de marcar distancia con lo horrible.
Probablemente la visión pesimista de Alvy Singer no baste para algunos que encuentran en la originalidad, o naturalidad una vía de escape a una mejor visión de la vida, o una sensación más grata de la misma.
Veo que la naturalidad y originalidad son recursos admirables e intrigantes, pero no creo que se aparten totalmente de la visión pesimista, sobre todo cuando se pretende definir a éstas como algo que nunca se haría, relegando lo que se hace a segundo plano.
No sé si soy original o natural, pero afirmo ser especial (no como virtud). Si bien no tengo idea de qué tipo de especialidad poseo, las cosas que hice, hago y haré  -por más bondadosas que sean, y que a la vez genere orgullo en los demás- al final siempre me han hecho sentir miserable y feliz.
Ser quien uno es, o no, no es garantía de nada. Siempre estaremos merodeando dentro de lo miserable, lo cual resulta gratificante si la otra opción es merodear en lo horrible. Y eso va directo al punto de la existencia…yo qué sé.


martes, 29 de enero de 2013

Enero


Lo difícil que es responder algunas preguntas, como ésa de indicar tus virtudes y defectos. Y es difícil porque la gran mayoría se somete a la humildad o soberbia, o quizá al temor o el desconocimiento de elevar atribuciones naturales a un nivel más prodigioso o degradante.
Y es que no existe la capacidad suficiente para distinguir una acción humana y la virtud. La acción humana se basa en su simpleza, en su facultad de ser positiva o negativa dentro de un límite.
Porque al igual que la virtud, la acción humana implica el placer de hacer algo por alguien, siempre respetando el propio límite, que tan humanos nos hace.
A diferencia de la virtud, que no sólo es el placer de hacer algo por alguien, sino también (Lo que le da ese toque especial), el placer de sacrificar algo propio por alguien, que nos lleva incluso, en ocasiones, a escaparnos del límite.
Y a pesar de esta breve explicación, o mejor dicho, pobre punto de vista, creo que aún así responder esa pregunta no deja ni dejará de ser complicada. Pero creo que con honestidad y algo de brutalidad, nos podría acercar.


lunes, 31 de diciembre de 2012

Año Feliz Nuevo


Feliz año nuevo a todos, y que cumplan todo lo que no han cumplido, satisfagan todos sus deseos postergados, y dejen de soñar para sentirse bien porque al fin la justicia está de su lado. Y que esa sensación de haber dado un paso adelante, pero dos pasos atrás, sea historia.


martes, 18 de diciembre de 2012

Estaré


Y miren rebotar las pelotas, pues aunque de distinto color y forma, llenas de aire o arena, nunca moverán las paredes. Porque si hay algo más grande que la honestidad y la patanería, es el sentir y el pensar.
Porque a veces mentir y decir la verdad resulta lo mismo. No trasciende nunca en ningún idioma o acento. Porque se borra con los ojos y la oreja lo que sale del corazón. Porque nunca el corazón trabajó solo cuando se trata se sentir o pensar. Porque trabajan también el destructor hígado y la traicionera razón.
Porque no hay brújula en un laberinto sin salida. Porque toda intención pisa el palito. Porque hasta quedarte inmóvil te ahorca. Porque ni la maldad ni la bondad de tu mirar tendrá valor.
Porque cada quien vive con su locura, y cada quien la deshace a su gusto. Porque hoy la deshice y no me importó, con tal que todo esté bien. Porque sacrificando el calzado, el piso siguió siendo brasas. Porque me encanta mi papel de tonto, pues mañana valdrá la pena.
Y hoy estaré atado.


sábado, 24 de noviembre de 2012

Falso y Banal


Nos atrapó como a moscas. Inmóviles, patéticas y desconcertadas. Bocadillos insignificantes, inconscientes, contentos y deseoso de mucho más, ¿más qué?, no sé… ¡pero más!
Una discoteca de conocidos y desconocidos. Donde pasas tiempo encontrando tu mejor cara, tu mejor pose, tu prefabricada espontaneidad que grita ¡Así soy!
Deseoso de atención, manifiesto en las ansias de “likes” y “comentarios”, que afecta directamente a tu nivel autoestima o tranquilidad (No tenerlos te deprime). Saltando incontrolablemente durante todo el día y con un cartel en la cabeza con un punto verde que dice a todos: Cualquier cosa, mínima, máxima; importante, tonta; triste, feliz; cotidiana, eventual, ¡Aquí estoy!
Ese saludo incomodo y por compromiso con quien no esperabas, ni querías, encontrarte en la calle, sin darte cuenta, se ha convertido en una razón, o pretexto, que da pie a una conversación más “profunda” más tarde al verse con ese cartel con punto verde, iniciado con un: ¡Te vi!, ¿qué ha sido de tu vida?
Sí, esas conversas insignificantes, forzadas y efímeras con el tipo que te encuentras en la esquina después de tiempo, son exprimidas al máximo, como también el grado de imbecilidad que cada uno de nosotros cargamos a través de la inconsecuencia.
Dejamos entrar y salir personas argumentando que no nos importa. Hoy pasamos horas y horas del día en el FB,  dedicación y tiempo a lo que no nos importa. ¿Qué tan patéticos podemos ser al ocupar gran porcentaje de nuestro día a eso que tanto minimizamos?, piénselo bien.
La personalidad, aquello que costaba tanto definir, nutrir o reconocer, hoy con tan solo un click ya te has convertido en católico, surrealista, rocanrolero, fan de Mark Twain y Brad Pizza,  de Al fondo hay sitio y los años maravillosos, de Paulina Rubio y Billie Holiday, de David Bisbal y Cole Porter. Esa premisa de: “Estos son mis principios y si no te gustan, tengo otros”, es constante en el FB, donde por buscar algún interés en común o llamativo como dé lugar, nos termina por convertir en seres comunes (más de lo que ya somos), y también corrientes (y de alto voltaje).
“La superación del nerd gracias a un click”
Siempre hemos reclamado por un espacio, por respeto a la intimidad, y marcado nuestras ideas, nuestros conceptos por personas o cosas, pero dime, ¿Dejas ver sin problemas tu vida publicada?,  ¿cuántas veces tus ideas han sido tomadas en serio?  ¿Cuántas veces has conversado con personas que dices no importar? ¿Cuántas cosas has contado con tal de sostener una conversación para no quedar mal? ¿Cuántas veces has disfrutado todo esto y sentirte idiota a la vez? Claro, les pregunto a unos psicópatas y me responden así.
No digo que el FB sea malo, a veces es útil como medio de comunicación, como el teléfono, o las cartas, lo malo está exprimirlo hasta la idiotez. Es el paraíso de los publicistas, que antes cansados de buscar gente que creyeran su cuento, hoy tienen una gran variedad reunida en un solo sitio.
Siempre he dicho que la imbecilidad humana es eterna, y hoy, gracias al FB, la presenciamos en su máxima expresión en una pantalla de computadora. ¡¿Qué hemos hecho Dios mío?! Ahora nos la restregamos, la atendemos y nos enorgullecemos de eso. Falso y banal eres tú.



jueves, 25 de octubre de 2012

ME NACE


Resumo las muchas ideas conocidas en una experiencia maravillosa, y es que el concebir a un ser no podría explicarse de otra manera. Viene de la entraña, formado de lo más profundo, es todo tuyo, es parte de ti, eres tú. Afirmo y confirmo que si en mí, y en mi cuerpo existiera esa facultad, opinaría lo mismo pero con mucha más intensidad y efusividad.
Sin embargo, soy consciente que aquella facultad me fue negada, y que el deseo se somete a la decisión conjunta de una copartícipe, digo, no somos plantas. Como también es cierto que esa copartícipe debe cumplir una serie de requisitos naturales, razonables, emocionales, incluso psicológicos, pero sobre todo sentimentales, que definirán la decisión de asumir o no la responsabilidad.
Es cierto que hay un viejo dicho que asume el rol de una madre en determinada situación, mayormente extrema: “Madre es la cría, no la que engendra”, es indiscutible la veracidad de la premisa, como también es cierto que es mayor la felicidad si Madre es la que cría y también la que engendra.
Vivir el proceso completo debe ser una de las experiencias más complejas que existen, puede que en muchos casos satisfactorias, pero en todas agotadoras. Y puede que a los agentes externos, como nosotros los varones, no nos alcance un millón de veces la ayuda y los sentimientos que brindemos para poder influir completamente en el proceso.
Por eso reconozco que la gloria, el respeto, el amor inexplicable que acarrea todo esto, es natural y justamente para la Madre, por quien yo sería capaz de apoyar y darle todo lo necesario para cumplir el sueño, como también de renunciar al mismo, porque a veces no lo siento tan mío, por mi condición.
La disponibilidad y el potencial están en la gran mayoría, el deseo también, las ganas como los miedos siempre serán oportunas. La fuerza, las canciones, el compromiso, las emociones, los sentimientos, la ilusión, el criterio y aquellas cosas que faciliten el bienestar de la Madre y el Hijo, van de la mano con el amor logrado. Mismo amor que me haría creer que dos personas en mi vida sería maravilloso, pero que sólo una también.
Porque más allá de todo, siempre es más importante los que ya están, antes de los que todavía, y si acaso nunca llegara a pasar, eso no impedirá mi felicidad. Y en cuanto al deseo de la paternidad, lo resignaría con esa frase de Sófocles: “No haber nacido nunca puede ser el mayor de los favores”.



viernes, 31 de agosto de 2012

EL BUEN SABOR DE LAS ACEITUNAS

1. Era el año 121 d.C. Estaba un soldado romano, y sentado en una cantina ahogando una pena de amor, con un amigo y también soldado. Se lamentaba el primero sobre el hombro del segundo, quien sólo atinaba a dar consuelos artificiales.
Pasaban los minutos y las horas como gotas de licor derramadas sobre la barra, y las miradas ajenas eran de burla, y el soldado lloroso y romano lanzó las siguientes preguntas en tono dramático:
     -¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no me ama?! ¡¿Es porque sólo soy un soldado romano?!
El amigo sorprendido y avergonzado ante la exclamación de su compañero de cantina, atinó a responder.
     -No, es porque eres un imbécil.

2. Era el año 1924. Estaba un escritor americano, y sentado en un bistró ahogando una pena de amor, con un amigo y también escritor. Se lamentaba el primero sobre el hombro del segundo, quien sólo atinaba a dar consuelos artificiales. 
Pasaban los minutos y las horas como gotas de licor derramadas sobre la barra, y las miradas ajenas eran de burla, y el escritor lloroso y americano lanzó las preguntas en tono dramático:
 -¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no me ama?! ¡¿Es porque sólo soy un escritor americano?!
El amigo sorprendido y avergonzado ante la exclamación de su compañero de bistró, atinó a responder.
     -No, es porque eres un imbécil.

3. Era el año 2009. Estaba un abogado japonés, y sentado en una discoteca ahogando una pena de amor, con un amigo y también abogado. Se lamentaba el primero sobre el hombro del segundo, quien sólo atinaba a dar consuelos artificiales.
Pasaban los minutos y las horas como gotas de licor derramadas sobre la barra, y las miradas ajenas eran de burla, y el abogado lloroso y japonés lanzó las preguntas en tono dramático:
 -¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no me ama?! ¡¿Es porque sólo soy un abogado japonés?!
El amigo sorprendido y avergonzado ante la exclamación de su compañero de discoteca, atinó a responder.
     -No, es porque eres un imbécil.


Es el año 2012, y aunque no estoy ni en una cantina, bistró, ni menos en una discoteca, puedo lamentar con absoluta sinceridad que a lo largo del tiempo, lo único que ha hecho el ser humano ha sido confirmar aquella frase de Mark Twain: «La historia no se repite, pero rima».
Y aunque la civilización evoluciona y la tecnología se dispara, más allá de las emociones, situaciones, sentimientos que son relativamente positivas, aquello que está estancado y hace que la historia rime, es la eterna imbecilidad humana. 

jueves, 23 de agosto de 2012

"YO"


No sé cómo empezó todo, pero para mí fue a los cinco años. Como algunos saben, esa edad fue el punto de partida en mi vida. Abrí los ojos en una camilla de hospital, pues había sido atropellado por una camioneta(Los detalles los contaré en otro post).
Desde mi vida vista por mí no sabía quién era yo – Dudo que alguien lo sepa a los cinco, y menos atropellado- pero sí sabía cómo me llamaban. “Chino”, las razones las conozco, pero siempre me fueron ilógicas, insuficientes, aceptables. Fui llamado así por todos los que no integraban el entorno escolar. Chino esto, chino lo otro…chino y tanto chino que me chocó enterarme que mi verdadero nombre era otro, pero eso viene después.
En la escuela primaria ya era un niño bastante extraño, no disponía de muchos amigos ni de grupos definidos, siempre fueron efímeros, inestables y sobre todo intrascendentes. Aun así no me salvé de los obligatorios apodos, que iniciaron señalando mi despigmentación como también mi estructura física, para encontrar una aleación de factores que produjo  el sobrenombre de mi primaria: “Vaca asustada”.
Pasar a la secundaria significaba cambios en mi vida, ya no debía ser el pequeño niño extraño apodado vaca, ahora debía ser alguien más intrépido. En el primer año alguien me quiso plantar un apodo por escapar del mismo, quiero decir, él sabía que tarde o temprano alguien se daría cuenta que él merece el apodo que me dio. Y eso pasó, el apodo que me puso no tuvo la magnitud que él pensó, y se fue perdiendo conforme mi personalidad iba resaltando una característica puntual. Fui llamado “Loco”.
No sé qué nos pasa a todos, pero cuando dejamos la escuela y pasamos a la etapa preuniversitaria, todos queremos pintar de personas formales, de gente seria, y nos esforzamos al máximo en demostrar eso con el deseo determinante de ingresar y además con el trato a las personas llamándolas por su nombre.
Yo recuerdo a la gran mayoría de personas, con las que estuve en la escuela, por sus apodos o algún apellido, pero mentiría si recordara el primer nombre de alguno, honestamente, fue despreocupación aprenderlo, y desconocimiento recordarlo. Y sé que no soy el único a quien le pasó.
Entré al mundillo preuniversitario sorprendido al ver que todos en vez de buscarme un apodo se esforzaban en llamarme “Jorge”. Sorprendido porque nunca nadie me llamó así en un ámbito cotidiano o natural. Incluso en mis pensamientos cuando tenía que referirme a mí, nunca era por “Jorge”, me llamaba “Chino”.
Ya con el tiempo en otros ambientes muchos de esos apodos se iban combinando, no existía un solo llamado para mí, existían muchos y repetidos y diferentes, contados y constantes, pero nunca uno solo, probablemente sea Chino el más frecuente, pero la diferencia con Jorge no es mucha, y además con otro relativamente novedoso y particular que cada día se consolida en el Olimpo de mis llamados (“Novi”)
A lo largo de este tiempo podría pensar que cada uno significó algo en determinado momento de mi vida, más como un factor descriptivo superficial que sentencioso y profundo. Pero más allá de las letras, significados y valoraciones que cada uno de los apodos tienen, soy consciente que nunca fui totalmente uno. Por más que ninguno guarde relación entre sí, acepto que nunca fui Jorge, vaca, chino, Jor63, jorsensentaytres o etc. Nunca me importó cómo me llamaran, porque siempre fui yo.


jueves, 9 de agosto de 2012

MEDLEY


Quizá esa vieja frase de Groucho que dice: “jamás pertenecería a un club que aceptara a gente como yo” -que también habló aquella vieja película- se ha apoderado de mi vida.
Si bien es cierto hace falta un poco de humildad para reconocer mis errores, también es cierto que en la más absoluta e idiota soberbia, estoy en la capacidad de saber lo que no me conviene (Elegante estupidez).
La emoción en donde envuelvo estos aspectos contradictorios (Humildad y soberbia), hace que me resulte fácil concluir que mis defectos terminan por comprobar que lo que menos me conviene en la vida son aquellas personas o cosas a las cuales “convengo”.
En resumen, todo el que acepte compartir algo conmigo, no hace más que confirmar una doble mala decisión que atesta mi alma de culpa y de impotencia.
Es válido creer en injusticias, en conspiraciones del destino o pago de cuentas pendientes, pero sólo es el maquillaje patético de una realidad que avergüenza. Donde el más intrépido orgullo hace un esfuerzo tremendo por salvar la pizca de coherencia que me queda.
Entonces ¿por qué aceptar algo que me acepta?, si sé que soy la peor decisión que pueden tomar. Porque cargar conmigo ya es un problema, pero doble cargar a alguien que me carga. Nadie lo merece.
Queda claro entonces que no intento culpar al club, persona o cosa que me acepte -al contrario terminan por ser víctimas- pero sí a mí, que tengo la humildad de reconocer mis defectos (Infinitos), esconder mis errores (Finitos) y la soberbia de entender que lo mejor para mí es no ingresar al club, persona o cosa, y evitar la crisis emocional que pueda originar a quienes no lo merecen. (Único)
Hasta mañana, hasta hoy día, hasta jamás. Y hasta siempre y por siempre.


viernes, 15 de junio de 2012

JUAZZ Y PIE DE LIMÓN


Una de las pocas virtudes humanas es la propia e independiente elección de temática existencial. Quiero decir, si bien es cierto otra de las cualidades indispensables del ser vivo es la dependencia o sometimiento ante una realidad imposible de cambiar, cada uno de nosotros la puede interpretar de distinto modo.

Donde muchos ven un problema, otros una oportunidad. Y no es que uno sea mejor que otro, sólo que los principios por los cuales se rigen son distintos, por decisión. Por decisión cada uno de nosotros le insertamos un toque de estilo propio a nuestras vidas, y aunque sea propio debemos aceptar que no es original, pero que marca una diferencia notoria entre nosotros.

Sí, cada uno de nosotros elegimos si nuestra vida es un drama o una comedia. Si cada cosa que nos pasa es la peor del universo y condicionar los siguientes sucesos para autodestruirnos. O si todo resulta ser una broma puesta por la deidad pertinente y continuar los siguientes momentos riéndonos de eso.

Si diseñamos una confabulación mundial, universal permanente en nuestra contra, o sí nos creemos una insignificancia olvidada por todos, y olvidando de todo. Si le ponemos nuestro nombre al odio del mundo, o sí le ponemos nuestro nombre a la risa del mundo.


Insisto en que una no es mejor que otra, no sé cuál será la mejor alternativa para vivir mejor, o para tomar buenas decisiones. No sé si cada una tenga la solución para nuestros problemas. 

Sé que sea o drama o comedia la temática como principio de nuestra vida, la forma en cómo la llevemos nos hace distintos, pero que aún así, no basta para escapar de la finalidad de la vida y ser iguales ante la debilidad romántica.


sábado, 2 de junio de 2012

¿QUÉ HACE LA LUNA AL MEDIODÍA?


¿Qué hace la luna al mediodía?,  si el sol brilla más que nadie, tanto que desaparece a todo ente, también brillante, del cielo. ¿Qué hace la luna al mediodía?,  si el sol es magnífico, egocéntrico, imposible e intratable y todos nos sonrojamos ante él. ¿Qué hace la luna al mediodía? si ella es tan tímida, hermosa, poética, solitaria, y humilde. ¿Qué hace la luna al mediodía? Si a pesar de su belleza le da un espacio a las estrellas, algo que no hará el sol.

Me contaron poco de la luna, más allá de su misterio, sufre la condena de no convivir con el sol, y aunque suene exagerado el profundo amor que me narraron, es realmente exagerado el sentimiento que ella desespera  expresar.

¿Pero qué hace la luna al mediodía?, si aún así su distancia es incontable, y su cercanía imposible. ¿Qué hace la luna al mediodía entonces?, si el eclipse es un intento fallido y efímero de unión. ¿Qué hace la luna al mediodía?, si bien sabe que el día no será jamás noche.

¿Qué hace la luna al mediodía?, quizá sólo busca los aretes que le faltan, o intentar hacer gala de su misterio. ¿Qué hace la luna al mediodía?, quizá está enamorada.